dimecres, 27 d’abril del 2016

Crónica de un accidente anunciado


El vehículo se detuvo prácticamente de inmediato. El conductor no llegó a terminar de trazar la curva por lo que el coche quedó girado entre dos carriles, en pleno Paseo de Gracia. El hombre salió del coche con las manos en la cabeza; el miedo se reflejaba en sus ojos, tan abiertos que le ocupaban media cara.

- No t'he vist, perdona'm! No t'he vist! M'ho ha dit la meva dona! T'has fet molt de mal?

Yo me levanté del asfalto con el culo dolorido; también me molestaba la mano izquierda, gracias a la que había evitado un golpe más fuerte con el cuerpo o incluso la cabeza. Ambos íbamos a la par, yo lo vigilaba porque no me fiaba. En el último momento puso el intermitente derecho y un segundo después ya estaba girando, sin darse cuenta de que yo estaba a su lado. Giré el manillar también hacia la izquierda mientras frenaba en seco. Pero esta vez la suerte no estaba de mi parte, el cable del freno trasero se soltó y mi freno delantero es más inútil que el presidente del gobierno. Tampoco pude girar demasiado porque el giro brusco del coche me cerró prácticamente por completo. Me vi abocado a realizar una trayectoria casi recta y rezar. Por suerte, antes de romperse, el freno trasero me ayudó a ceder un par de metros al coche, si no me hubiese atropellado. En lugar de eso, fui yo quien lo atropelló a él, mi rueda delantera se fue a estampar contra el lateral posterior del coche. Bicicleta y cuerpo salimos despedidos hacia la izquierda, fuera de la trayectoria del coche, yendo a caer en medio del asfalto del Paseo de Gracia, a apenas un kilómetro de mi destino. Primero chocó mi mano, luego mi trasero, me fui girando hasta quedar caído de espaldas, las gafas acabaron a la altura de mi boca. Tuve suerte. Podía haber sido mucho peor. Casi todos los días algún vehículo me hace maniobras parecidas, la diferencia es que hoy me ha fallado la bici, se me ha roto el freno cuando más lo necesitaba.  

- Estic bé - le contesté - Només intenta vigilar més un altre cop.
- Ho sento, de debò. M'ha avisat la meva dona però massa tard. De debò estàs bé?
- Sí, sí. Tranquil. No passa res.

Él siguió su camino, yo recogí la bici y me subí a ella. En el kilómetro que me faltaba aún por hacer, dio tiempo a que me pasaran a menos de medio metro un par de coches y una moto. Imagino que les molestaba que fuera un poco lento. Claro, no sabían que solo me iba el freno delantero y que apenas podía pulsarlo porque me dolía la mano. Me ha cabreado mucho más la actitud agresiva de estos capullos que no el tipo que me ha tumbado por no verme. Al fin y al cabo, lo suyo ha sido un fallo que podemos tener todos, sin embargo ciertos imbéciles juegan con la vida de los demás de la manera más frívola .

¿Se acabarán aquí las historias de Ulises? Quién sabe, ahora mismo no lo tengo muy claro. Cada día soy más consciente de que me juego la vida en cada trayecto que hago por esta ciudad. Sabía que esto iba a pasar más pronto que tarde. Lo importante es que cuando ha sucedido he salido casi ileso y he aprendido una nueva lección: evitar llegar a cruces en paralelo con otros vehículos. 



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