diumenge, 25 de setembre del 2011

Sentit Comú

Català  Español

El ciclista ha arribat a un semàfor en vermell. S'ho coneix prou bé, cada dia el creua i sap perfectament que gairebé no hi passen cotxes.

Però a l'altre costat del semàfor hi ha una mare amb el seu fill d'uns dos anys.

Aquest cicilista no és cap exemple de bona conducta, no es regeix pels semàfors si no pel seu sentit comú. Quatre anys i mig d'experiència entre cotxes, vianants i motos. Sap molt bé els perills dels passos de vianants, dels carrils bici, de creuar en verd quan els cotxes encara no s'han aturat. Aquesta experiència ha fet que agafi uns costums que poc tenen que veure amb el reglament de circulació.

Però sap que hi ha regles que no s'han de trencar, i una d'elles és no donar mai mal exemple a la canalla. Si volem que els nostres fills siguin millors que nosaltres no els podem deixar caure en els nostres errors.

El semàfor segueix vermell, un minut i cap cotxe l'ha creuat. La mare i el nen segueixen esperant, el ciclista també.

Dos minuts, o podrien ser deu. Vermell, sempre vermell. I cap cotxe ha creuat encara per aquell semàfor en tot aquest temps infinit.

VERD. Per fi el ciclista comença a pedalejar cap a l'altre costat mentre observa com la mare assenyala amb un dit cap al semàfor davant l'atenta mirada del seu fill.

- Ara ja hi podem creuar que està en verd. Compte!

Una noia amb una bicicleta del Bicing passa a tota velocitat a menys d'un metre de distància d'on són, encara aturats, la mare i el nen.

El ciclista ho veu tot i malaeix en veu alta. La del bicing li treu avantatge però ell, encoratjat per la mala llet que li omple, no triga en atrapar-la.

- Te n'adones que gairebé atropelles a un nen de dos anys? Vés amb més de compte.

Ella fa un mínim gest de girar-se, i res més. Ignora la veu de l'altre ciclista tal i com ignora la veu de la seva consciència.

Allà tú, pensa el ciclista. Tant de bó un dia et trobis amb un camió en comptes d'un nen, a veure com te'n surts d'aquesta..

El ciclista continua el seu camí com cada dia, guiant-se pel seu sentit comú. Almenys sentit comú.

diumenge, 18 de setembre del 2011

El mayor engaño de la historia

Sentía como la vida se escapaba de su cuerpo a través de las múltiples heridas que le habían infringido. El sol que tanto le había castigado durante las pasadas horas, ahora no servía para calmar el frío que le envolvía. Suponía que ese era el frío de la muerte.
Desde aquella altura pudo ver a su madre llorando a unos metros de la cruz. Tambíén identificó a algunos de sus discípulos, los más atrevidos, que se escondían entre la multitud, silenciosos, temerosos de ser descubiertos por sus vecinos.
De entre esa multitud se destacó un niño de unos diez años aproximadamente. El niño se acercaba a la cruz, sin que los soldados que la custodiaban le interceptaran el paso. Cuando llegó a un par de metros de él se detuvo. Sus ojos se clavaban en los del moribundo.


- Debes estar sufriendo mucho.
- Ya está cerca el final.
- ¿Ha valido la pena?
- Sólo el señor lo sabe. Yo tan sólo obedezco sus exigencias.
- ¿Estás seguro de ello?
- Siempre he intentado mantenerme en el camino por el que Él me guiaba.
- ¿Y cómo sabes que era Él quien te guiaba? ¿Cómo puedes estar seguro que no era otro quien susurraba en tu oido?
- ¿Quién otro podría hablarme con palabras que calman mi corazón? ¿Quién otro podría concederme la seguridad y la lucidez para anunciar su mensaje de paz y de amor con tanto éxito?
- ¿Éxito? ¿Acaso no te has visto? ¿Dónde están ahora tus seguidores? ¿Dónde han quedado tus palabras?
- Les exhorté a mantenerse cautos. Su misión es mucho más importante que sacrificarse por salvar mi vida. Ellos esparcirán por todo el mundo el mensaje de mi Padre.


Una sonrisa diabólica se dibujó en la cara angelical de aquel niño.


- Tengo malas noticias para tí. No era tu Padre quien te dictaba tus acciones. Con tu muerte condenas el mundo a una existencia más desdichada, aún si cabe, de lo que ya es. Todo comenzará con la invención por parte de tus discípulos, de la farsa de tu resurrección. Gracias a ello y a la invención de otras historias sobre tus supuestos milagros, no tardará en llegar el momento en el que tus fieles dominarán la tierra en tu nombre y en el de tu Señor. Ellos ejecutarán las mayores atrocidades posibles, dando lugar al sufrimiento y muerte de millones y millones de personas. Abusarán de su santo poder para apoyar a los criminales más terribles que la historia haya visto jamás, llegando incluso a subirlos a los altares o a bendecir sus armas de destrucción masiva. Los responsables de tu Iglesia no dudarán en mancharse las manos de sangre por su propia avaricia y la de tus fieles. Ellos mismos darán la orden de aniquilar pueblos enteros de aquellos que se nieguen a besar su mano: paganos, judíos, musulmanes, sus propios hermanos cristianos; todos ellos serán víctimas del odio y la avaricia de tus fieles. ¿Te das cuenta de lo que has conseguido con tu sacrificio?


El niño hizo un gesto con su mano; el soldado llamado Longinos se giró hacia la cruz y clavó su lanza entre las costillas del martirizado. Nadie pudo apreciar el gesto de horror que cruzó el rostro del hombre engañado justo antes de recibir la herida mortal.


Miles de historias se explicaron acerca de aquel día, pero en ninguna de ellas, excepto en esta, se habló jamás de aquel niño que había mostrado a Jesús el futuro de su obra.

dimarts, 13 de setembre del 2011

12-S

Llevaba todo el fin de semana pensando en cómo describir el once de septiembre, todo lo que ese día trae a mi memoria. Quería plasmar en un relato esa concentración de dolor, esa fusión de desgracias provocadas por el hombre para dañar a su prójimo.


No sabía como empezar. Primero pensé en escribir acerca de la Diada de Catalunya, pero es muy difícil para mí hacer épica de una bandera cuando soy incapaz de comprender la palabra patria.
Entonces pensé, me gustaría poder recordar al gran Víctor Jara, haciendo una historia sobre Manuel y Amanda, pero habría sido pecado mancillar con mis palabras la gran poesía del desgraciado cantautor.
Así que finalmente me decidí a hablar del episodio de terror que hace diez años sufrió la ciudad de Nueva York, pero de nuevo desestimé la idea al pensar que me podría ganar muchos enemigos si los lectores malinterpretaban mis palabras.
Ya no me quedaban recursos para exprimir esa fecha, el día pasó y perdí mi oportunidad de comentar todo el sufrimiento provocado de forma tan cruel y gratuita por el ser humano.


Pero esta tarde, la de un doce de septiembre de 2011, mientras esperaba en un semáforo a que el peatón se pusiera verde, he visto algo que me ha llegado al corazón:
En la acera de enfrente se encontraban parados una mujer mayor junto a un joven con síndrome de Down que he imaginado era su hijo. En un momento dado, y de forma completamente espontanea, el joven le ha dado un beso en la mejilla a su madre, y ella se lo ha devuelto con una sonrisa.


Se podrán contar muchas historias trágicas sobre el once de septiembre; yo no he sido capaz y he preferido explicar la historia de amor que he podido observar con mis ojos un 12-S.

diumenge, 4 de setembre del 2011

Sorbitos de felicidad

Suena Sultans of Swings.

El guitarrista versiona el clásico con un estilo del que el propio Mark Knopfler se sentiría orgulloso. No se trata de un hombre-orquesta, es más bien un guitarra orquesta que ejecuta la guitarra principal de sus versiones: Santana, Dire Straits, The Shadows, Eric Clapton,... clásicos de setentas y ochentas que alegran nuestros oidos mientras nuestros ojos se regocijan con la vista y nuestra garganta con la bebida.

Una preciosa luna llena refleja su amarilla luz sobre el serenísimo Mediterraneo, en el momento en que doy otro sorbo a mi mojito, dulce y refrescante. La música de guitarra le da una atmósfera aún más mágica a ese momento, y una suave brisa le da el toque final perfecto a la velada.
Ojalá pudiera regresar a este momento siempre que yo quisiera, con un simple chasquido de dedos. Pero no pienses en ello, disfruta este momento que mañana será otro día.


Luna llena, Mediterraneo, mojito y buena música...¿qué más se puede pedir? Dichoso soy mientras pueda disfrutar de estos sorbitos de felicidad.

Licencia de Autor