Como cada noche, ella me coge la oreja y cierra los ojos. En
breve estará soñando con mundos de fantasía llenos de chocolate, niños y
animales. Pero esta noche no es una noche normal, es la última del verano. Ella
no lo sabe, pero mañana dejará atrás personajes y escenarios que no volverá a
ver en un tiempo, quizás meses, quizás años, puede que nunca más. Es el primer
final de verano de su vida, espero que sufra muchísimos más, pues cada final de
verano que se llora representa haber vivido unos cuantos días que jamás se
olvidarán.
En su caso será imposible que recuerde que durante unos días
jugó con Joana y Mariona, las niñas que conoció en el camping de la Cerdanya y
que iban a buscarla para ir a jugar a horas intempestivas, después de su
biberón de la noche. Ha sido la primera vez que sale de noche de fiesta con
unas amigas.
Tampoco recordará haber jugado con una perra labrador llamada Neska, como su prima peluda, ni con Arena, Xiulet, Bril o Curro. ¡Cuántos perros, gatos y pájaros!, imposible recordar el nombre de todos.
Y como no, este será el verano que aprendió la palabra chiringuito, bueno, “el guito”. Allí conoció a Fran, Cristina y Eli, los camareros que cada vez que la veían pasar la abrazaban y besaban como si fuera una hermanita pequeña. Incluso Fran compitió por el título de “el nene más guapo del mundo” contra papá, sin éxito, claro.
El último día de las vacaciones ha sido triste, como tenía que ser. El tiempo nublado, lluvioso, nos avisa que el otoño está a la vuelta de la esquina. Pero Laia no ha llorado porque esto se acaba, por suerte aún no se da cuenta de lo que representa el día de hoy. Ya tendrá tiempo de llorar porque se acaba el verano, como todos nosotros hicimos alguna vez.
Tampoco recordará haber jugado con una perra labrador llamada Neska, como su prima peluda, ni con Arena, Xiulet, Bril o Curro. ¡Cuántos perros, gatos y pájaros!, imposible recordar el nombre de todos.
Y como no, este será el verano que aprendió la palabra chiringuito, bueno, “el guito”. Allí conoció a Fran, Cristina y Eli, los camareros que cada vez que la veían pasar la abrazaban y besaban como si fuera una hermanita pequeña. Incluso Fran compitió por el título de “el nene más guapo del mundo” contra papá, sin éxito, claro.
El último día de las vacaciones ha sido triste, como tenía que ser. El tiempo nublado, lluvioso, nos avisa que el otoño está a la vuelta de la esquina. Pero Laia no ha llorado porque esto se acaba, por suerte aún no se da cuenta de lo que representa el día de hoy. Ya tendrá tiempo de llorar porque se acaba el verano, como todos nosotros hicimos alguna vez.
1 comentari:
Interesantes recuerdos, Wambas. Espero que hayas hecho muchas fotos, que eso siempre ayuda a refrescar la memoria cuando el tiempo acaba por borrarla. Un abrazo.
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