La
figura de la furgoneta se hunde poco a poco en la calzada a medida que se va alejando.
Pronto, únicamente el rastro de líquidos -aceite y refrigerante- será el único testimonio de su existencia, vinculando por un extremo al
ejecutor y por el otro a la víctima, el sujeto inmóvil en medio de un paso cebra violado una y otra vez por conductores
inconscientes, faltos de escrúpulos o simplemente despistados.
Pablo, que así se llama el desgraciado sujeto agonizante, maldice entre gorgoteos de sangre su mala estrella, el momento en el que decidió dar dos pasos rápidos hacia delante sin medir la velocidad de aquel vehículo, sin darse cuenta de que el tipo no iba a frenar y que todo su plan se iba a ir al carajo por un mal cálculo. Por su mente no pasa la vida a velocidad frenética, tan sólo tiene memoria para recordar sus últimas decisiones y curiosamente en sentido inverso en el tiempo.
Se ve a él mismo caminando hacia aquel paso cebra del que conoce de antemano que muy pocos conductores lo respetan. Su cabeza está llena de ilusiones, él mismo se imagina agarrando un amplio fajo de billetes como los que lleva el tipo del collarín que aparece en el anuncio del metro y que mira al cielo con una amplia sonrisa en la boca. “Busca el lado positivo” es el lema de la propaganda de Indemnicia, una empresa especializada en sacar la máxima rentabilidad económica de accidentes laborales y de tráfico. El anuncio atrapa a Pablo al primer vistazo, mientras sube las escaleras mecánicas sumido en turbios pensamientos acerca de deudas, dos hijas pequeñas y una mujer sin trabajo que le agobian desde mucho antes de que aquel metro se alejara poco a poco perdiéndose en la oscuridad del túnel.
Pablo, que así se llama el desgraciado sujeto agonizante, maldice entre gorgoteos de sangre su mala estrella, el momento en el que decidió dar dos pasos rápidos hacia delante sin medir la velocidad de aquel vehículo, sin darse cuenta de que el tipo no iba a frenar y que todo su plan se iba a ir al carajo por un mal cálculo. Por su mente no pasa la vida a velocidad frenética, tan sólo tiene memoria para recordar sus últimas decisiones y curiosamente en sentido inverso en el tiempo.
Se ve a él mismo caminando hacia aquel paso cebra del que conoce de antemano que muy pocos conductores lo respetan. Su cabeza está llena de ilusiones, él mismo se imagina agarrando un amplio fajo de billetes como los que lleva el tipo del collarín que aparece en el anuncio del metro y que mira al cielo con una amplia sonrisa en la boca. “Busca el lado positivo” es el lema de la propaganda de Indemnicia, una empresa especializada en sacar la máxima rentabilidad económica de accidentes laborales y de tráfico. El anuncio atrapa a Pablo al primer vistazo, mientras sube las escaleras mecánicas sumido en turbios pensamientos acerca de deudas, dos hijas pequeñas y una mujer sin trabajo que le agobian desde mucho antes de que aquel metro se alejara poco a poco perdiéndose en la oscuridad del túnel.
5 comentaris:
Me recuerda a un señor que vi morir en un accidente de coche y moto, que se les pasará por la cabeza en ese momento. Que pena. Buen relato.
Un poco triste. Aunque igual alguien encuentra en algo así una solución a la crisis. Un abrazo Wambas.
Muchas gracias por vuestros comentarios Febe y Miguel.
Saludos
mas le valia haberse tirado al metro
Armelladense, más le valía haberse tirado a la taquillera del metro. Si se tira al metro no cobra, y lo que busca es la pasta, lo que pasa es que el pobre es un cenizo y todo le sale mal. Un abrazo!
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