diumenge, 14 de març del 2010

La curiosidad mató al gato

Su cargo era de jefecillo. Era el tío con menos carisma que jamás hubiera conocido…mejor dicho, no tenía ningún carisma, y hubiera pasado completamente desapercibido de no ser por sus curiosas costumbres que rallaban la paranoya. Nadie quería trabajar con él, tan callado, tan serio, tan metódico…¡tan borde!. Cuando algo no le funcionaba no tardaba ni medio segundo en poner el grito en el cielo, echándole las culpas al primero que se le cruzaba. Nadie le oyó nunca decir las palabras "gracias" o "por favor". Físicamente tenía una retirada al viejo Lou Reed, aunque más escaso de pelo, ciertamente. Llevaba gafas, vestía clásico tirando a casposo, siempre con corbata, un vestuario que parecía no haber renovado en décadas. Una de sus malas costumbres era no parar de morderse la piel que bordeaba sus uñas.  Pero sin duda, la peor de sus costumbres, según me habían contado, no era esa. Varios compañeros habían observado que cuando iba a orinar se metía en el cuarto del retrete sin cerrar la puerta, ni siquiera tocaba el pomo, como tampoco llegaba a tocar el retrete ni para tirar de la cadena una vez había acabado de orinar. Además, no había ocasión en que no dejara un reguero de orina por el suelo, como si en lugar de orinar estuviera manejando una taladradora. Y para colmo, nunca nadie le vió lavarse las manos al salir del aseo. Daba la sensación de que no quería tocar con sus manos nada que no fuera su propio miembro viril.
En mis dos años trabajando en su mismo grupo de trabajo, jamás había intercambiado ni una sola palabra con él, sabedor de su poca simpatía y su mucha estupidez, yo no había hecho el más mínimo esfuerzo por caerle simpático, sinceramente me importaba un rábano lo que una persona así pudiera pensar de mí. Por lo que podéis comprobar este personaje no era santo de mi devoción, digamos que más bien me daba repelús. A menudo lo veía levantarse y estarse de pie detrás de otro compañero, mirando la pantalla de éste, mientras se mordía la piel de sus uñas de forma sistemática, como si de un tic nervioso se tratara. Y yo no podía pensar en otra cosa que sus manos, después de pasar por el lavabo sin lavárselas.
Un día no pude resistirme a mi curiosidad y, aprovechando una de sus escapadas al lavabo, le seguí. Tenía que comprobar con mis propios ojos de qué era capaz ese hombre. Dejé que pasara un minuto hasta seguir sus pasos hacia el excusado, entrando en los aseos justo cuando él salía a toda prisa. No me dió tiempo de fijarme si llegaba a tocar con las manos la puerta, pero sí pude comprobar una vez dentro que alguien (no era difícil suponer que se trataba del susodicho)  había orinado sin tirar de la cadena, y en el suelo había un reguero de orín, una escena completamente asquerosa.
Había visto suficiente, me di la vuelta y salí de los aseos justo cuando otro par de trabajadores entraban, hablando animadamente. Nada más cruzar la puerta me detuve paralizado: me había dado cuenta de que yo era la última persona que había salido del lavabo, dejando detrás un escenario dantesco. Al momento pude escuchar los comentarios que llegaban del otro lado de la puerta:
- “¡Vaya tío más cerdo!” , ha dejado todo meado y no ha tirado de la cadena.
- ¡Joder, hay que ser guarro!, pero ya tenía cara, ya.
En ese momento sólo quería que la tierra me tragase.

4 comentaris:

Anònim ha dit...

Veritat o mentida....si no és veritat, segur que ha passat moltes vegades en molts llocs i a sobre els guarros impresentables i odiosos personatges surten gloriosos.
També et diré que "por un perro que maté NO me llamaron mataperros".

Wambas ha dit...

Gràcies anònim pel teu comentari. Sí, segur que ha passat moooooltes vegades. Lo que no sé es si realment es compleix la teva dita.

Anònim ha dit...

Ah! A mi también me pasa cuando en un lavabo público dejan caca en el retrete y yo soy la siguiente en entrar... me da mucha vergüenza que entre alguien detrás mío y piense que he sido yo... casi siempre aportando un comentario "estos baños están muy sucios" jajaja

Wambas ha dit...

Argggg!!, això ja esta ratllant l'escatologia, jjejeeje. Però sí, i no diguem amb el tema dels pets, oi que sí?, qui no té alguna anècdota divertida amb aquest tema? I aquí ho deixo :/

Gràcies pel teu comentari "anònim"

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